Penúltimo piso

Ninguno la miró pese a ser la única chica. ‘Elevamos sueños’, decía una placa digital. En la quinta planta se bajaron los de uniforme, y los más sport en la siguiente.

Seguían los trajeados, uno de los cuales la vio y le guiñó un ojo. Ella sonrió. Tras unos segundos el chico empezó a mirarla extrañado, susurrando a un compañero.

Ya sólo quedaban los de corbata, pero en el penúltimo piso salieron. Excepto el chico, que la contemplaba incrédulo, bloqueando la puerta.

Ella se mantuvo firme. El chico salió, no sin protestar. Al cerrarse la puerta la placa cambió: ‘Presidencia’.

Deja un comentario